martes, 16 de febrero de 2016

Realidad virtual, más allá del videojuego

    La realidad virtual ya está aquí y viene pisando fuerte. Según un informe sobre realidad virtual, el estudio de Superdata estima que en 2016 más de 10 millones de usuarios tendrán un casco de realidad virtual en sus casas, quizás la cifra sea demasiado elevada, pero lo que es cierto es que esta tecnología por la que han apostado empresas como Oculus Rift, Project Morpheus, Samsung Gear VR o HTC Vive parece que llega para quedarse. 

Realidad virtual
Imagen procedente de pixabay.com

    Tuve la oportunidad de probar las Oculus Rift en la edición de Ficod de 2014 y la experiencia me fascinó, no sólo por lo novedoso de las sensaciones vividas gracias a unas gafas virtuales sino por el potencial que ofrecía en múltiples campos.  Y es que esta tecnología incorpora un importante valor añadido respecto a la tecnología en 3D, y es que el usuario se ve a sí mismo dentro de la escena y con todas las posibilidades que ello conlleva.

    El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, que hace ahora casi dos años pagaba unos 2.000 millones de dólares por las gafas Oculus VR, definía así esta tecnología:
"Estamos ante una nueva plataforma de comunicación. Lo increíble de esta tecnología es que sientes que estás realmente en otro lugar con otras personas. Imagina disfrutar de un partido de basket en un asiento a pie de pista, estudiar en una clase llena de alumnos y profesores de todo el mundo o tener una cita médica, cara a cara, con tu doctor con tan solo ponerte unas gafas en casa”.

    Son múltiples las aplicaciones de las gafas de realidad virtual, por supuesto en el ámbito del videojuego, pero también para la medicina, y dentro de ésta tratamientos terapéuticos basados en terapias de choque para ciertos tipos de fobias por ejemplo, o el mundo del cybersexo, e incluso también aplicado al turismo con visitas virtuales desde el sillón de nuestra propia casa.

    Pero la realidad virtual va más allá del juego y entra en la escena de los negocios. Precisamente hoy he leído un artículo en The New York Times en el que hablan de la posibilidad de incorporar esta tecnología al campo de la inmobiliaria.

    Una empresa estadounidense llamada  Halstead  ha contratado a una compañía llamada Virtual Xperience para crear una visita virtual basada en planos de arquitectura.
La idea es que los potenciales compradores lleven unas Oculus Rift y puedan caminar alrededor del edificio. Cuanto más realista sea la experiencia, más proclive será un cliente a pagar por un producto de alto coste como es una adquisición inmobiliaria, incluso antes de que se haya comenzado con el proceso de cimentación, al menos esa es la intención. Si el cliente puede verse en la terraza y disfrutar de las vistas, o ver las calidades de la construcción o el tamaño y distribución de la vivienda, puede ver o sentir al fin y al cabo de una forma sumamente realista lo que la vivienda le ofrecerá.

    Este tipo de tecnología se espera que suponga una transformación para la industria inmobiliaria, entre otras cosas puede ayudar a reducir el estrés en casos de traslados a nuevas ciudades o al comprar una casa en el extranjero, y tal y como he mencionado antes, visualizar las características de una propiedad sobre plano o en construcción.

    Y si podemos visitar una vivienda de la que aún sólo existen planos también podemos visitar una fábrica, empresa o negocio en otro remoto lugar del planeta sin tener que desplazarnos físicamente en el caso de que estemos en negociaciones con industrias o empresas de otros países.

    Y si vamos aún más allá de le experiencia visual, a finales de año, la tecnología basada en crear experiencias sensoriales orientadas al tacto permitirá ver nuestras propias manos dentro del mundo virtual, permitiéndonos abrir o cerrar puertas o sentir el agua fría de un grifo. Aunque eso sí, aún no podremos oler ni saborear ese delicioso bizcocho que cocinaremos en nuestra nueva cocina una relajada mañana de domingo.

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